Opción 1 / Opción 2
Se quedó sin aliento cuando sintió a su cuerpo producir más lubricante natural.
En la oscuridad, vio los ojos del Alfa ponerse rojos, las llamas cada vez más cerca.
—Ven aquí Omega—. Gruñó.
El Omega era incapaz de resistir una orden directa de un Alfa, cuando iba dirigida a él.
—Tan bonito, eres una linda pequeña perra— el Alfa jadeó al oído de Mario — ¿Quieres el nudo de papá verdad?
Mario gimió cuando sintió que su cuerpo respondía. Esto no era lo que había planeado. Había jurado que nunca pasaría el calor con Antonio de nuevo. Sin embargo, allí estaba.
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